domingo, 1 de octubre de 2023

 La editorial Mestas ha publicado mi libro Conversaciones con los estoicos.

Se trata de una serie de conversaciones ficticias con Séneca, Cicerón,  Epicteto, Marco Aurelio, Quevedo,  Epicuro, Montaigne y Erasmo de Róterdam.  Yo les pregunto, y extraigo sus respuestas de sus propios escritos.

Se ha publicado en tapa blanda, tapa dura y una caja con cuatro libros: Diálogos Estoicos de Séneca, Manual de Epicteto, Meditaciones de Marco Aurelio y mis Conversaciones.

 



 

martes, 25 de abril de 2023

 UN POCO DE LÓGICA

 

 Hablar bien no consiste en parlotear. La lógica recorre las actuaciones lingüísticas.

                Clasificación de las proposiciones




sábado, 10 de abril de 2021

 Voy a editar mi nueva novela, El busto de Homero, mediante crowdfundig.

https://www.lanzanos.com/tandaia/proyectos/el-busto-de-homero/

En la ajetreada, bulliciosa y estudiantil Salamanca algo sucede con un busto de Homero, un diamante escondido, unos menesterosos amigos de lo ajeno, estudiantes, profesores y otras gentes de mal vivir. El comisario Doroteo iniciará las pesquisas para desfacer el entuerto, tarea nada fácil incluso para su colmillo afilado bregado en muchas tareas hercúleas. Una novela intensa, agradable y sonriente.

La cosa es así: si os interesa, entráis al enlace, encontraréis información sobre la misma, y os apuntáis a comprar la novela. Se pide un nombre de usuario para registrarse en la plataforma (temas de protección de datos) dicho nombre no puede contener espacios, ni acentos ni eñes... una única palabra o varias pegadas con o sin números; de lo contrario dará error.

Animaos. Una novela de humor para sonreírse unos buenos ratos siempre viene bien.

miércoles, 17 de marzo de 2021

 

    



ENTRENAMIENTO MENTAL

(Tomado de mi libro Guía de Oratoria Forense, ed. Wolters Kluver. Las citas se refieren al libro Institutio Oratoria de Quintiliano de Calahorra)


La meditación y el repaso mental de lo que tenemos que decir con posterioridad no sólo son punto de partida, sino que también sirven de manera relevante como estrategia para fijar en la memoria y digamos «escribir mentalmente» la intervención posterior, proporcionando, además de memoria, agilidad, soltura y conocimiento excelente de la propia intervención:

«Escribir y pensar están muy cerca, y este recibe de aquel fuerza y se encuentra en el medio entre el trabajo de escribir y la contingencia de la improvisación, y me parece que de más frecuente uso. Porque ni en todas partes ni siempre podemos escribir, mas para meditar hay muchísimo tiempo y muchísimos lugares».

Proxima stilo cogitatio est, quae et ipsa vires ab hoc accipit, estque inter scribendi laborem extemporalemque fortunam media quaedam et nescio an usus frequentissimi. Nam scribere non ubique nec semper possumus; cogitationi temporis ac loci plurimum est. Inst. X, 6, 1


-«Y no sólo dispone ella dentro de sí misma (la meditación) el orden de las cosas, lo cual solo bastaría, sino que relaciona entre sí las palabras, y de tal suerte entreteje todo el discurso, que no falta sino la mano que lo escriba. Pues muchas veces se fija más fielmente en la memoria lo que no se deja al abrigo de la escritura».

Neque vero rerum ordinem modo, quod ipsum satis erat, intra se ipsa disponit, sed verba etiam copulat totamque ita contexit orationem, ut ei nihil praeter manum desit. Nam memoriae quoque plerumque inhaerent fidelius, quae nulla scribendi securitate laxantur. Inst. X, 6, 2


Repasar mentalmente lo que hay que exponer puede parecer ejercicio tedioso e ineficaz, pero una vez adquirida la costumbre de ejercitarlo, se convierte en un seguro medio para afianzar y  fijar estructuras y contenidos. Como en otras ocasiones, vuelve Quintiliano a aconsejar el trabajo continuo para conseguir tanto esta habilidad como la memoria:


- «Pero no se puede llegar ni de repente ni rápidamente a conseguir esta capacidad de pensar».

Sed ne ad hanc quidem vim cogitandi perveniri potest aut subito aut cito. Inst. X, 6, 2

- «Mas si alguno me pregunta cuál es la única y la más principal regla para aprender de memoria, le diré que el ejercicio y el trabajo; aprender mucho de memoria, meditar mucho, y si se puede hacer a diario, es el medio más poderoso».

Si quis tamen unam maximamque a me artem memoriae quaerat, exercitatio est et labor; multa ediscere, multa cogitare, et si fieri potest cotidie, potentissimum est.  Inst. XI, 2, 40

 

La única y la más principal regla para aprender de memoria consiste en el ejercicio y el trabajo

 

Propone nuestro autor una técnica de entrenamiento mental sencilla, pero segura, para desarrollar la capacidad mental de meditar y repasar mayor cantidad cada vez de discurso o del asunto que se trate.

Comienza recomendando una vez más escribir, en tanto que la escritura ayuda a fijar de manera extraordinaria lo que de otra manera quedaría difuminado y poco delimitado, mientras que al ponerlo en palabras se contextualiza y se marcan sus márgenes. La escritura ordena el pensamiento, le impone una estructura que, además de organizarlo, va a facilitar el aprendizaje y la memorización.

Recomienda empezar por pocas cosas, no acaparar contenidos, sino ir aumentando progresivamente la capacidad de abarcar más contenido y dificultad, aunque con el cuidado de que aquello que sobrevenga de improviso no se escape:


1.        «Pues en primer lugar se ha de adquirir mediante la escritura una cierta estructura que podamos seguir también cuando pensamos».

Nam primum facienda multo stilo forma est, quae nos etiam cogitantes sequatur; Inst. X, 6, 3

2.        «Después, hay que irse habituando paulatinamente, de modo que primero abarquemos pocas cosas, de las que podamos fielmente dar razón».

Tum adsumendus usus paulatim, ut pauca primum complectamur animo, quae reddi fideliter possint. Inst. X, 6, 3

3.        «A continuación, mediante incrementos moderados que no hagan sentir el ejercicio como pesado trabajo, se debe aumentar esta capacidad y mantenerla con intenso ejercicio, que se apoya en gran medida en la memoria».

Mox per incrementa tam modica, ut onerari se labor ille non sentiat, augenda vis et exercitatione multa continenda est, quae quidem maxima ex parte memoria constat. Inst. X, 6, 3

4.        «Pero si acaso a alguno le sobreviniera mientras está hablando un pensamiento brillante, no hay que aferrarse supersticiosamente a lo ya pensado… Pues prefiero la temeridad de una improvisación que algo ya pensado pero no coherente».

Sed si forte aliquis inter dicendum effulserit extemporalis color, non superstitiose cogitatis demum est inhaerendum… Alioqui vel extemporalem temeritatem malo quam male cohaerentem cogitationem. Inst. X, 6, 5.6

 

La escritura ordena el pensamiento y facilita el aprendizaje y la memorización

 

Este tipo de entrenamiento resulta fácilmente accesible y se puede entrenar en cualquier momento, aunque requiere constancia, o mejor dicho, la constancia y asiduidad en su práctica proporcionará los efectos a los que se refiere Quintiliano.

De lo que hasta aquí se ha tratado no es de la memorización, tema que procederá a continuación, sino de la organización mental del asunto que se ha de exponer. Una buena estructura del tema ayudará tanto a su memorización como a su exposición, así como también a la recepción adecuada por parte del auditorio, que recibe y entiende mejor lo que se le presenta como estructurado que lo desorganizado.

El entrenamiento mental, el repaso de lo que se ha de actuar y decir, provee de mayor agilidad en su aplicación, pero también, y no olvidemos que la retórica siempre busca efectividad, en la manera en que será recibido por quienes escuchan. El dominio de una materia o de la presentación de la misma causa efecto inmediato en quien lo percibe.

 

jueves, 10 de septiembre de 2020

W Questions

 

 


 

Quizá haya visto las llamadas "W Questions" o "W Tag" como la más rabiosa actualidad para analizar el contexto de una presentación o de un discurso, se estudian en periodismo para orientar un artículo y como análisis de casos, se ofrecen como el último hallazgo para oratoria moderna y presentaciones eficaces. Además, se dicen en inglés, que "mola mazo".

Las llamadas "circunstancias" llevan siglos entre nosotros. Se atribuían a Hermágoras de Temnos del s. I a.C., pero se  pueden encontrar ya en Aristóteles, en la Ética a Nicómaco, como factores para analizar las acciones humanas. Santo Tomás en ST II, I, 7, 3. También se refiere a ellos Cicerón en De inventione, también Boecio y Quintiliano, de diversas maneras.

Estas preguntas se formulan de diferentes maneras, pero aquí vamos a utilizar el hexámetro:

                        quis, quid, ubi, quibus auxiliis, cur, quomodo, quando

                quién, qué, dónde, con qué medios, por qué, de qué manera, cuándo

Desde un punto de vista retórico, estas preguntas trazan el horizonte en el que se va a mover una causa y su presentación ante el auditorio, especialmente en el discurso forense, pero se pueden aplicar a los diversos tipos de intervenciones.

Se memorizan fácilmente y sirven para siempre. Apréndaselas.



sábado, 1 de octubre de 2016

EL HUMOR EN LA ORATORIA SEGÚN QUINTILIANO



Quintiliano dedica no poca atención al humor y a la risa.


El humor caracteriza un rasgo de estilo de reconocida importancia y que causa efectos notables. Lo denominamos humor, gracia o vis comica, y se puede graduar desde la sonrisa mental hasta la risa franca, con sabrosos frutos:

·         Disuelve los afectos tristes
·         Relaja la atención
·         Renueva el interés
·         Recupera del hastío
·         Alivia el cansancio

“Hay otra virtud contraria a la comentada de la compasión, que moviendo al juez a la risa, disuelve los afectos tristes y con frecuencia aparta la atención intensa de las cosas, y en muchas ocasiones renueva el interés y lo recupera del hastío y del cansancio.” Inst. VI, 3, 1

Pero este recurso ha de ser usado con prudencia y sólo si se tiene una cierta seguridad en las propias capacidades para provocarlo, para evitar caer en el exceso, en el ridículo o, lo que sería imperdonable, en atraernos la opinión contraria y la deshonra.

“Aparece en primer lugar una gran dificultad, que lo ridículo suele ser falso (y esto es siempre mezquino), a menudo desfigurado a propósito, nunca respetuoso con el honor.” Inst. VI, 3, 6

 En último extremo, desconocemos los mecanismos de la risa, pero sí advertimos que hay personas que tienen facilidad para provocarla y otras que no, al menos de sugerir una visión cómica de las cosas, para lo cual no sólo se atiende al lenguaje, sino a la actuación íntegra del orador.


“Pues pienso que no ha sido explicado por nadie, aunque muchos lo han intentado, de dónde procede la risa, pues no solo ocurre por algo hecho o dicho, sino también a veces la provoca algún movimiento del cuerpo.” Inst. VI, 3, 7

“Así pues, la risa nace del cuerpo del adversario,  o de su interior, que se conoce por sus hechos y dichos, o de otras cosas ajenas a esto.” Inst. VI, 3, 37

“Además, no se mueve a risa por una sola razón, ni solo por algo agudo y gracioso, sino en ocasiones por cosas necias, airadas, tímidamente dichas o hechas.” Insti. VI, 3, 7

“Pero es mayor (la gracia) cuando parece no querer provocar la risa, pues nada hay más insulso que lo que se dice como si ya tuviera gracia.” Inst. VI, 3, 26

Propone Quintiliano abundantes ejemplos de recursos a lo risible, cómo fueron provocados por los oradores y sus efectos, pero acaso podríamos resumir la causa tan esquiva a descripción en la siguiente afirmación:

“Y, por Hércules, toda el arte de hablar con gracia reside en que se hable de manera distinta a como es normal y verdadero. Esto se consigue inventando las convicciones propias o ajenas, o afirmando cosas imposibles de hacer.” Inst. VI, 3, 89

No se debe menospreciar este recurso bien utilizado, y entendiendo que el orador no es un actor y que el abogado no puede ni debe ser tachado de histriónico, por eso indica Quintiliano varias cautelas:



“No le va nada bien al orador un rostro ridículo y  como de los que se suelen reír en los mimos.” Inst. VI 3, 29

“La mordacidad chocarrera/bufonesca y teatrera  es ajena al orador. Más aún, la obscenidad debe estar ausente tanto de las palabras cuanto del sentido.” Inst. VI 3, 29


“También ha de evitarse que no  parezca lo que decimos como petulante, ni engreído,  ni fuera de lugar o tiempo ni preparado ni traído de casa.” Inst. VI, 3, 33

“Contra los desgraciados es inhumana la broma.” Inst. VI, 3, 33

“Pero hay también hombres de tan aceptada autoridad y conocida honradez que  la petulancia contra ellos en el hablar resulta perjudicial.” Inst. VI, 3, 33

“Hace mal efecto recurrir a lo que afecta a muchos, si se refiere a naciones, o clases sociales, a condiciones de vida o al empeño de muchos.” Inst. VI, 3, 34.


“Todas las cosas que diga un hombre bueno (orador) lo debe decir de manera que quede a salvo su dignidad y honra, la risa es un precio demasiado alto si se consigue a costa de la honorabilidad.” Inst. VI, 3, 35




El humor incide especialmente en los sentimientos, ayuda a variar la posición o visión sobre un determinado asunto hasta conseguir incluso que cambiemos de parecer, o suaviza tensiones de otro modo crecientes y decisorias.


“Aunque el hacer reír parezca cosa liviana y a la que se llega por  bufones, comediantes, y  al fin bobos, tiene, sin embargo, no sé qué fuerza poderosísima a la que apenas se puede resistir.”  Inst. VI, 3, 8


“Pues estalla a menudo sin que queramos, y no sólo arranca la confesión de nuestro rostro y voz, sino que todo el cuerpo se mueve por su fuerza.  A menudo, como dije, proporciona un giro decisivo a cosas de máxima importancia, pues suele quebrar el odio y la ira.” Inst. VI, 3, 9


El estilo y el humor añaden cualidades poderosas y convenientes para que aquello que en la demostración hace latir el corazón de las argumentaciones, se muestre resplandeciente, atractivo  y deleitoso a quienes escuchan y deciden sobre la actuación del orador.

“La elegancia no reside tanto en  las expresiones singulares, como en el colorido del conjunto del discurso”  Inst. VI, 3, 10

Extracto de mi artículo :“Guía de oratoria forense. Estilo y humor en el discurso forense”. Iuris, nº 200, octubre (II) 2013, 26-29.

sábado, 24 de septiembre de 2016

¿PUEDE EL ORADOR DEFENDER CAUSAS INJUSTAS O MALVADAS?

Al orador/abogado se le presenta una objeción decisiva, la de si defender y cómo defender causas injustas o a los culpables conocidos y ciertos de delitos. En ese caso, se podría suponer que el abogado de parte sustentaría de alguna manera los actos delictivos o las injusticias que han cometido los inculpados. En esta consideración se encuentra el origen de algunos reproches a la retórica por parte de la filosofía, en tanto que esta última sólo defendería la verdad y la otra se acomodaría al contexto, aunque ambas no dejan de ser, sin embargo, afirmaciones retóricas. 




Quintiliano, siempre atento a la fórmula concreta de probar sus argumentos, razona primero exponiendo claramente la objeción:

«Pero me parece que ya estoy oyendo a algunos (porque nunca faltará quien quiera ser más bien elocuente que hombre de bien) que me dicen: Pues ¿para qué es tan grande el arte de la elocuencia? ¿Por qué hablas de los adornos del discurso, de la defensa de las causas complicadas, alguna vez también has hablado de la confesión del reo, a no ser que alguna vez la fuerza y la capacidad de hablar triunfen sobre la misma verdad? Porque un hombre de bien no defiende sino los pleitos justos, y estas tienen defensa bastante en la misma verdad, incluso sin entrenamiento retórico» Inst. XII, 1, 33

Y esta es su respuesta:

 «Porque si muchas veces es acto heroico matar a un hombre y alguna vez es cosa muy honrosa matar los hijos, y si se permiten hacer cosas aún más terribles de decir si lo exige el bien común, no hay que considerar aquí solamente la causa que defiende un hombre de bien, sino que hay que mirar también por qué razón y con qué objeto la defiende.» Inst. XII, 1, 37

«Además de esto, ninguno pondrá duda en que si los delincuentes pueden de alguna manera cambiar su modo de pensar para enmendar su vida, como a veces se concede que lo pueden hacer, estará más en el interés del Estado el salvarlos que el castigarlos. Por tanto, si el orador ve claro que este, al que ahora se acusa de delitos ciertos, puede llegar a ser un buen hombre, ¿no procurará sacarle libre?» Inst. XII, 1, 42

Esto es lo que permite defender causas que pueden ser consideradas improcedentes, injustas o incluso malas moralmente, en tanto que el orador atiende no sólo a su propio carácter moral, sino también a la propia causa y a con qué objeto se defiende la persona implicada en ella. Porque defender a un asesino para conseguir justicia es loable acción, no ya por los efectos que produjo el inculpado, sino por el bien que se deriva de la finalidad de la acción de la defensa.

Si viviéramos en el mundo ideal platónico o en el exacto y claro de las matemáticas y la lógica, no habría problema, pero vivimos entre humanos, donde la verdad resulta en innumerables ocasiones inverosímil. 

«Pero también es necesario dar reglas, y enseñar de qué manera han de tratarse las cosas que son dificultosas de probar. Porque muchas veces aun las mejores causas se parecen a las malas, y un inculpado inocente es acusado de muchas cosas que tienen apariencia de verdad; de donde resulta que debe ser defendido observando el mismo método que si fuera culpable. Además de esto, hay innumerables cosas que son comunes a las causas buenas y a las malas, como son los testigos, los documentos escritos, las sospechas y las opiniones. Y los hechos verosímiles se prueban y se refutan del mismo modo que los verdaderos. Por esta razón se dirigirá el discurso, según el asunto lo requiera, conservando siempre una recta intención.» Inst. XII, 1, 45
Este resumen procede de mi artículo “Guía de oratoria forense. El orador perfecto”. Iuris nº 220, septiembre (II) 2014, 23-25.